Texto e ilustraciones de Britta Teckentrup

Editorial NubeOcho

A partir de 4 años

“Había una vez un zorro que vivía con muchos otros animales en el bosque. Zorro había tenido una vida larga y feliz, pero ahora estaba cansado. Muy lentamente, se dirigió a su lugar favorito en el claro del bosque. Miró a su alrededor, observó su querido bosque una última vez y se tumbó. Zorro respiró profundamente y cerró los ojos para siempre.”

Zorro siente que ha llegado su final y, después de despedirse de su amado bosque, cierra sus ojos para siempre. Con pena, los animales del bosque se van acercando a él para despedirse por última vez. Cada uno irá recordando los momentos felices vividos junto a él, y gracias a esos recuerdos su tristeza se irá aliviando poco a poco. En su lecho de muerte brotará un árbol que crecerá y se hará más fuerte gracias a los recuerdos de todos sus amigos, y finalmente, se llenará de vida acogiendo a todos los animales. Gracias a él, Zorro seguirá vivo en sus corazones y la vida, pese a esa gran pérdida, continuará.

Un bonito árbol ilustrado publicado por primera vez en 2013 y editado por nubeocho en 2015 y en 2018. Tanto el texto como las ilustraciones son obra de Britta Teckentrup, autora de muchos cuentos para niños, entre ellos “¡Corre a casa, ratoncito!” de Lóguez Ediciones, “Bajo el mismo cielo” de Bruño, “Uno como ninguno” de Flamboyant y el último en publicarse, donde ella ha trabajado como ilustradora junto a la escritora Patricia Hegarty (tandem habitual), “Luna: La noche alrededor del mundo”, de Bruño.

Un historia muy tierna, ideal para hablar sobre la muerte en esas edades en las cuales empiezan a plantearse cuestiones sobre ella. Además, tarde o temprano los peques van a vivirla de cerca o de más lejos.

Trabaja valores tan importantes como la aceptación de la muerte como parte de nuestra existencia, el respeto a la vida, la amistad y la validación de la tristeza como un sentimiento inevitable ante la pérdida de un ser querido. Además, la pérdida, más allá de bloquear, servirá para recordar buenos momentos que, junto al paso del tiempo, servirán para seguir adelante y vivir felices y agradecidos.

En casa hemos vivido en los últimos dos años dos muertes muy cercanas, la de mi padre y la de mi abuela. Leyendo el libro, mis hijos se han acordado de ellos (el peque sólo de la bisabuela, ya que cuando murió su abuelo él todavía era muy pequeño) y ha servido para poder hablar del tema, para resolver alguna duda que ha surgido y para reavivar su recuerdo. 

Un libro que puede ser muy útil para “iniciarse” en este tema y, todavía más si cabe, para niños que estén pasando por algún duelo, ya que les puede ayudar a expresar y comprender sus emociones.