Texto e ilustraciones de Desirée Acevedo

Editado por Editorial Abresueños

A partir de 4 años

“En mis tiempos no existían estos aparatos. Sin embargo… Teníamos pomperos con los que dábamos forma al universo. Con la rayuela en unos cuantos saltos, podíamos viajar de la tierra al cielo.”

Un niño juega con una consola sentado en un banco. En ese mismo banco hay un abuelo dando de comer a unos pajaritos. El abuelo, mientras observa al niño jugar, le comenta que en sus tiempos no tenían esos aparatos, sin embargo, se divertían con otras actividades: hacían burbujas con pomperos, iban de la tierra al cielo con la rayuela, hacían girar a toda velocidad la peonza, saltaban a la comba, asistían a divertidos espectáculos de títeres, se remojaban en los charcos, tenían un solo muñeco (al que cuidaban mucho), jugaban a canicas, hacían volar la cometa, y contaban y leían muchos cuentos. Tras acabar de contar todo esto, veremos al niño y al abuelo disfrutando con algo que nunca pasará de moda: la cometa que hace volar nuestros sueños.

Desirée Acevedo ya cuenta con varios libros en su currículum, que se pueden consultar en su web, algunos sólo como ilustradora y otros como escritora e ilustradora. Sus historias me parecen muy interesantes y cargadas de sensibilidad, y sus ilustraciones son un  amor. Entre sus publicaciones se encuentran: “Awi y el mar” y “¡Podridos!” de Acualetras Editorial, “Simeón, el Camaleón” y “Eres como…” de Pábilo Editorial, y “Nino y nina” de Mr. Momo Editorial.

En un mundo tan tecnológico, con tantas opciones de pantalla para los más pequeños, me parece que esta historia va como anillo al dedo. Un álbum ilustrado que nos recuerda la importancia del juego libre y del juego al aire libre, del juego y el entretenimiento más allá de las nuevas tecnologías.

Infinidad de estudios demuestran que la exposición temprana, y, sobretodo, durante demasiado tiempo, a las pantallas es perjudicial para el sano desarrollo del niño. Algunas conclusiones y recomendaciones son más estrictas que otras, pero todas coinciden en que, durante los primeros años de vida, cuanto más se limite, mejor. Este es un reto que, en nuestra sociedad, todos tenemos entre manos y nos tenemos que enfrentar a él casi a diario.

Este maravilloso cuento, de contenido y de estética, puede servir como punto de inicio para poder entablar una conversación con los niños para argumentar porqué es tan importante limitar el uso de pantallas, y porqué es tan importante jugar con otros tipos de juego que impliquen el uso de otras áreas del cerebro, que son las que en realidad deben progresar/desarrollarse/avanzar en las primeras etapas de la vida, de 0 a 6 años.

En mi casa, la gestión del tiempo de pantalla es un tema que está a la orden del día. Como muchos niños, mis hijos estarían más rato del que nosotros les permitimos, y eso nos lleva a más de un conflicto con ellos. Hablamos mucho sobre la importancia de de aprovechar el tiempo para hacer otras actividades, por lo beneficiosas que pueden ser y por lo perjudicial de pasar demasiado tiempo “empantallados”. Con las ideas claras sobre qué debemos hacer, mi marido y yo intentamos ser firmes en nuestra decisión, teniendo en cuenta la opinión de Berta y Blai e intentando llegar a acuerdos con ellos. Creemos profundamente que lo hacemos por su bien.