Texto de Raquel Rodríguez García

Ilustraciones de Silvina Eduardo

Editado por Fun Readers

A partir de 5 años

“ Hace unos días, mamá habló conmigo. Tenía algo importante que contarme. -María, a partir de ahora, seremos una más en casa. Mi tía Matilda se mudaba. Bueno, en realidad, es la tía de mi mamá, pero yo la llamo así.”

La tía de María (en realidad, tía de la madre de María) se muda a su casa y, además, ¡va a compartir habitación con ella! En cuanto termina la mudanza, María y tía Matilda empiezan a hacer muchísimas cosas juntas. María se lo pasa genial junto a ella. Se extraña porque en ocasiones la llama Lola, que es como se llama su mamá, pero eso no tienen ninguna importancia. Tía Matilda ha cambiado el día a día de María, ahora comparte muchos momentos cotidianos con ella (y con las canciones que siempre va cantando). En una ocasión fueron al parque juntas, pero la tía se puso muy nerviosa con el jaleo de los niños. Uno de los momentos que más emocionan a la tía es la hora de los cuentos antes de ir a dormir: cuando se termina uno siempre dice “Lola, cuéntame otro, por favor”, hasta que se queda dormida. María empieza a entender la situación cuando un día su madre le cuenta que Lola era su abuela, que nunca había conocido, la hermana de tía María.

Raquel Rodríguez García es autora de dos cuentos más, a cuál más bonito. Se trata de “Donde duermen los sueños”, su primera publicación autoeditada, y de “A mi lado”, de Pábilo Editorial (podéis consultar mis reseñas de ambos).

En cuanto a la ilustradora Silvina Eduardo, cuenta con otras tres publicaciones, dos de ellas junto a Ana Meilán y ya reseñadas en este blog, “¿Quién viene esta noche?” y “Las llaves de los sueños”, además de su última publicación “Quiero ser como tú”. Los tres libros están autoeditados. ¡Me encantan sus ilustraciones llenas de vida!

Un libro que trata de la manera más dulce un tema muy delicado que afecta y trastoca a muchas familias: la pérdida de memoria de los abuelos (o no tan abuelos). A mi, literalmente, el final de la historia me remueve mucho. Una historia que desprende amor a raudales y que terminas con un nudo en la garganta y con las emociones revolucionadas.

Nos muestra, desde el inocente prisma de una niña, como toda la familia tiene que adaptarse a la nueva situación para poder atender y cuidar a tía Matilda ahora que, debido a su trastorno cognitivo, ya no se vale por sí misma.

Nos transmite los valores del respeto por la familia, de agradecer el amor recibido en forma de amor entregado, de acoger y ayudar a los más cercanos cuando lo necesitan. Veremos como la familia de María se adapta perfectamente a la nueva situación incluyendo, con el máximo cariño posible, a la tía Matilda en todas sus actividades cotidianas.

Además, a través de la historia percibiremos un amor inmenso a la música y a la literatura, en forma de “canciones de antes” (las que recuerda Matilda) que aparecen con sus letras en casi cada página y que es imposible no tararearlas cuando las lees, y de libros, presentes a montones en la escena que da título al cuentoq. Podremos ver la huella emocional que pueden llegar a tener las canciones y los cuentos, que, a pesar de la enfermedad de la tía, siguen intactos en su memoria.

E igual de intacto sigue el recuerdo de la relación con su hermana Lola. Tal es así que confunde a María con ella y se relaciona con ella igual que lo hubiera hecho con Lola. Nuestra infancia marca el resto de nuestra vida, y los lazos afectivos que se creen entonces perduran para siempre. Bien es sabido que muchas de las personas con demencia acaban sus días acordándose únicamente de su madre.

Personalmente no he tenido que vivir con ningún familiar cercano ningún tipo de demencia, aunque a través de mi profesión y de mi entorno he podido conocer muchos casos. Es una enfermedad devastadora que, dejando atrás el cuerpo, poco a poco se lleva el alma y los recuerdos de aquella persona a la que tanto quieres, pudiendo dejar un ser totalmente desconocido para ti.