
Texto de Masakazu Hara
Ilustraciones de Eriko Ishikawa
Editado por Pastel de Luna
A partir de 5 años
“Nos adentramos en el Bosque Cuenco, llamado así porque se encuentra a los pies de dos colinas y tiene una curiosa forma abombada.
Aquí reina el silencio, pero, si escuchas con atención, puedes percibir muchos sonidos distintos.”

Este libro es un remanso de paz, es un bálsamo de aire fresco que te deja con una sonrisa grabada y que te hace vibrar de positivismo y buen rollo.
Erizo y Conejo viven cada uno a un lado del río Tan Tan, las orillas del cual van a ser testigos de su primer y fortuito encuentro.

A lo largo de 4 capítulos veremos cómo estos dos animales aparentemente tan distintos cruzarán sus caminos y quedarán unidos para siempre.
Sencillo, inocente, tierno, cándido, bondadoso, pacífico, amoroso… son los adjetivos que se me vienen a la cabeza al pensar en esta historia, a lo largo de la cual veremos como crece sin obstáculos la amistad y el amor.

Erizo tiene púas puntiagudas, Conejo, por su parte, tiene el pelaje más suave que se pueda imaginar…
Erizo es algo testarudo y pesimista, conejo más flexible y entusiasta.

Juntos alcanzan un equilibrio ideal, conectan, se entienden y se respetan. Cada uno aporta y contribuye para que la relación sea apacible, generando un vínculo creciente del cual ya no van a poder deshacerse.
Aprenden, se asombran, se agradecen, se ayudan, se escuchan, se alentan, se entienden.

Una relación cuyos cimientos serán firmes, sanos y sostenibles en el tiempo.
Una afinidad cuya empatía regirá su fortaleza y marcará los pasos en el camino.
Una amistad cuyo amor atraerá lo bueno de cada uno y aceptará lo no tan bueno.

Un camino que se cruzará con el camino de otros animales, entregándoles, sin que ellos sean conscientes de ello, parte del fruto de su siembra.
Un fruto que, incluso en los días más malos del, en ocasiones, afligido Erizo, abre paso a la vida tras su rastro.

Con algún toque de imperfección que nos acerca a la relación todavía más, la frescura y la inocencia que se desprenden de las palabras de esta historia la convierten en un elixir que aromatiza dulcemente el alma.
Una lectura bella, sencilla y ligera, ideal para acompañar nuestro principio de verano.
Unas ilustraciones que juegan con la misma sencillez de la historia, que te trasladan sin remedio a todos y cada uno de los escenarios que acogen a estos dos lindos animales.

Me ha gustado mucho. Como todas las propuestas tan gustosamente seleccionadas que he podido disfrutar de la colección “Lejano oriente” de Pastel de Luna.
Esta, además, ha sido la ganadora del Premio Nacional de Literatura Infantil para Autores Noveles en Japón. Casi nada.

Categorías:A partir de 5 años

