Texto e ilustraciones de Mariajo Ilustrajo

Editado por Bindi Books

A partir de 4 años

“No estoy seguro de cómo llegué aquí… Todo es muy diferente. No recuerdo cómo volver a casa. Seguro que si le pido ayuda a alguien… Pero todo el mundo está muy ocupado y distraído. Supongo que también se han perdido.”

Creo que puedo decir sin equivocarme que encontrarse perdido, más o menos literalmente, es una sensación desagradable que todos hemos sentido alguna vez.

Ese instante en que, de repente, eres consciente de tal coyuntura y la confusión, la angustia, la preocupación, la inseguridad, la incertidumbre… hasta llegar a la desesperación más absoluta, te invaden en lo que dura un suspiro.

Es una sensación muy vívida que puedo invocar fácilmente y que, en este caso, no será la que acompañe a Oso que, tan perdido como si andara en el desierto, mantiene la calma e intenta buscar respuestas a su situación y ayuda para volver a casa.

¡A casa!, ahí le ofrece ir un simpático y empático niño que, mientras viaja en metro entre una muchedumbre muy “ocupada” y ajena a la situación, se da cuenta de que Oso, mapa en mano, anda desorientado.

Una mano amiga se extiende ante él con la más noble y pura intención de amparar y dar cobijo a quien lo necesita. 

Aunque las buenas intenciones, en ocasiones, no son suficientes para dar la ayuda necesaria…

La casa, la ropa, la comida, el agua… entregas completamente altruistas que Oso acepta pero que, a pesar del agradecimiento, no son lo que él necesita.

Afortunadamente, y gracias a un hermoso libro, Oso va a encontrar la manera de hacer entender a su nuevo amigo dónde está su casa y cuánto la echa de menos.

Y esa amistad, surgida del eterno agradecimiento de quien es ayudado en un momento de máxima vulnerabilidad y que será recordada para siempre, no pondrá impedimentos para, aunque eso signifique la separación, hacer todo lo posible para llevar a Oso de nuevo a su hogar, con los suyos, donde él puede ser plenamente feliz.

Una bella y gran historia de empatía y amistad creada íntegramente, a la pluma y a los pinceles, por Mariajo Ilustrajo, que ha sido ideal para leer con Blai, calentitos bajo el nórdico, en estas primeras noches de frío otoñal.
Narrada en primera persona por el protagonista y escrita en mayúsculas, es perfecta para que lectores bien pequeños puedan conectar y empatizar con ese hermoso oso y sientan alegría al ver que su sufrimiento tiene solución.