Igual que me gusta pasar ratos mirando y seleccionando álbumes ilustrados e intento, cada vez con más determinación, escoger cuidadosamente lo que más me gusta e interesa, en los últimos tres años, por razones puramente maternales, tengo otro foco encendido que alumbra hacia la literatura juvenil.

La oferta es grande, inmensa, y, con tanta calidad en las publicaciones y tanta editorial exquisita,  no es tan fácil elegir. Por ese motivo, y porque tampoco sé tanto sobre ello, me dejo aconsejar mucho por cuentas en las que confío plenamente y por amigas instagramers que sé que tienen un gusto refinadísimo y, además, me llevan ventaja en esta carrera de fondo 😉

Y tan buenas son las opiniones y tanto hacen crecer mi interés por dichas novelas que, al final, no me puedo resistir y termino por leerlas yo también (después de Berta, claro está), para entonces darme cuenta que la etiqueta de literatura juvenil es solo eso, una etiqueta. 

Estas de aquí son las ya leídas (o en proceso) que se han incorporado a nuestra familia en el último año. Todas toditas las recomiendo muchísimo, y aquí os dejo mis razones:

“Los hermanos Corazón de León”, un clásico de Astrid Lindgren recuperado por Kókinos en una preciosa edición ilustrada por Noemí Villamuza, que nos habla de la tierna relación entre dos hermanos, el pequeño de los cuales está muy enfermo y va a morir (así empieza, agárrate). Construirán un mundo de fantasía, Nanguiyala, donde se encontrarán en el más allá, un mundo no tan idílico como imaginaban donde no va a ser tan fácil vivir en paz.

“La chica Alce”, Berta lo leyó en un santiamén, y mientras lo hacía me comentó en varias ocasiones que le estaba encantando. De todos ellos, es el que sin duda le ha despertado más entusiasmo. Habla sobre adolescencia y amistad, además de amor por la naturaleza. De Malin Klingenberg, editado por Errata Naturae. (Este no lo he leído yo. Todavía).

“Andanzas de un flautista llamado Tristrás”, una historia con aires de cuento clásico y llena de fantasía, escrita con un humor muy elegante, que nos cuenta sobre libertad, superación y orígenes. Con un final emotivo y sorprendente, te deja un sabor de boca inmejorable. Del grande Iban Barrenetxea, editada impecablemente por Nórdica Libros

“El último oso”, de Hannah Gold, me super encantó. Me emocionó hasta la lágrima. Lo terminé de leer con pena por haberlo terminado. La fuerte y clandestina amistad entre una niña y un oso polar que puede con todo y nos abre los ojos ante el cambio climático y sus consecuencias. Ilustrado por Levi Pinfold y editado por Duomo Ediciones, es uno de mis favoritos. A Berta también le encantó.

“La ballena perdida”, que entra en casa como señal de lo mucho que nos gustó su precedente, “El último oso”. Este fue, junto a la hermosísima funda de Juego de Agujas, regalo de cumpleaños de Berta y el que lee en la actualidad. Yo todavía no he tenido ocasión.

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