Títol en català: «En Llorigó va a la seva»

Texto e ilustraciones de John Bond

Editado por Edelvives en castellano/ Baula en catalán

A partir de 3 años

«MiniConejo y MamáConejo están haciendo una tarta. ¡Tarta! ¡Tarta! ¡Tarta! A MiniConejo le encanta la tarta. ¡Tartaaaaaa! ¡Oh, vaya! Parece que no les quedan frutas del bosque.»

MiniConejo y su MamáConejo se han dado cuenta que no tienen frutas del bosque para poder terminar su tarta y, sin pensarlo dos veces, el pequeño sale decidido a no regresar hasta encontrar alguna. Su decisión es tal que, a pesar de las indicaciones de su madre, no se da cuenta que justo al lado de su casa hay un arbusto repleto de ellas. Así que, sin fijarse en que está tomando el camino equivocado, emprenderá un largo camino que lo lleva a cruzar mares y montañas, en ocasiones contra viento y marea. A lo largo de su recorrido encuentra diferentes personajes que lo intentan aconsejar, pero MiniConejo no quiere escuchar ningún consejo, solamente tiene en la cabeza encontrar frambuesas, y nada ni nadie va a detenerlo. Al fin, justo en la entrada de una cueva, hallará una… pero entonces se dará cuenta que se ha alejado tanto de su casa que se ha perdido. Triste y asustado, de repente sentirá algo que le resulta familiar: ¡olor a pastel de su mamá! Siguiendo el rastro de ese agradable olor podrá regresar a su casa y ¿por fin comer pastel de frambuesa?

John Bond es un artista e ilustrador que ha trabajado en multitud de sectores, siendo este álbum ilustrado el primero en su currículum. Esperemos que vengan muchos más.

Tenemos ante nosotros la historia de un testarudo conejito que está dispuesto a lo que sea para poder encontrar las frambuesas que necesita para terminar su pastel. Un ejemplo de decisión, de voluntad y de determinación, características que lo llevaran a cruzar literalmente mares y montañas contra, también literalmente, viento y marea, hasta alcanzar su objetivo.

Pero lo que aparentemente podrían ser cualidades para alabar y aplaudir, sin encontrar el equilibrio necesario con la reflexión y la prudencia, conducirán a miniconejo a no prestar la suficiente atención a las cosas que le rodean y a no querer escuchar los consejos que amablemente le ofrecen, por lo que tomará caminos equivocados y se verá expuesto a situaciones potencialmente peligrosas que hubieran sido evitables. Además, termina perdido y, consecuentemente, muy asustado.

Por fortuna, toda esta aventura (con sus desventuras incluidas) tendrá un final feliz y encontrará algo que lo guíe de vuelta a su casa. Y también, como guinda del pastel (y nunca mejor dicho), el desenlace tiene un giro inesperado que seguro os arranca alguna carcajada.

Este álbum ilustrado, con unas hermosísimas ilustraciones que me parecen muy originales y genuinas, reconozco que me entró primero por los ojos, pero en cuanto leí la historia todavía me gustó más. Me pareció, además de curiosa y divertida, ideal para reflexionar con Blai de los posibles peligros que conlleva tomar un camino que no conoces y acabar solo y perdido, ya que, con sus 4 añitos, tiene tendencia a despistarse y separarse de nuestro lado cuando vamos paseando por cualquier lugar.