Texto de Elisabeth Helland Larsen

Ilustraciones de Marine Schneider

Editado por Barbara Fiore

A partir de 6 años

“Soy la vida. Igual que la muerte es la muerte, yo soy la vida. Soy yo quien lo pone todo en movimiento.”

“Soy la muerte. Igual que la vida es la vida, yo soy la muerte. Visito a los animales pequeños de pelaje suave y a los animales grandes con trompa o dientes afilados.”

Así es el inicio de estos dos álbumes ilustrados, que, bajo mi punto de vista, son independientes pero inseparables, del mismo modo que lo son la vida y la muerte. Cada uno reflexiona, de una forma muy poética y realista, sobre estos dos asuntos tan existencialistas que han sido cuestionados y razón de múltiples teorías y explicaciones durante toda la historia de la humanidad.

Se trata de las primeras publicaciones de Elisabeth Helland Larsen, que lleva más de 20 años trabajando como payaso para niños en campos de refugiados y hospitales infantiles, donde la vida y la muerte se miran cara a cara a cada momento. Cuando descubres este dato, entiendes la gran sensibilidad que cargan estos dos álbumes.

También es el primer trabajo como ilustradora de la joven Marine Schneider, ¡y qué estreno! Esperamos ver su nombre en muchas más publicaciones.

Estos dos libros son un verdadero tesoro. Para contar a los peques, pero primero y antes de nada, para leer nosotr@s a solas y dejarnos empapar de la poesía, sensibilidad y emotividad con las que están redactados.

Dos obras de calidad indiscutible que nos permitirán reflexionar con nuestros hijos sobre nuestra existencia, y sobre la ausencia de ella. La vida y la muerte son dos temas de eterna actualidad sobre los que se ha hablado y teorizado incansablemente desde el inicio de los tiempos. Sin tapujos, sin esconder la parte más cruda de la realidad que nos acompaña desde el momento en que cobramos vida hasta que la perdemos (de forma más o menos justa, según la mirada), nos presenta ambos temas de una forma tan delicada y tierna que puedes emocionarte en cada página.

La vida y la muerte habitan juntas de forma inevitable, y toman la misma forma, pero con color distinto, en las bellísimas ilustraciones que acompañan al texto de ambos álbumes.

Además, la edición es preciosa, con parte de la cubierta encuadernada en tela, lo que los hace todavía más especiales.

En “Yo soy la vida”, ella es un ser de rostro inexpresivo, vestido de naranja y con piernas para caminar pero con brazos en forma de alas. Se muestra como omnipresente, deja claro que es la misma para todos, que abraza y observa todo, que se halla en animales, en plantas y en la totalidad de los seres que habitan la madre tierra, desde su inicio hasta su final,  y aunque en ocasiones no sea deseada, es la encargada de dar luz y esperanza a todo aquél que la necesita.

En “Yo soy la muerte”, ella es un ser de iguales características pero lleva el traje negro, y, también omnipresente, siempre está preparada para poder acompañar en el camino a quién le haya llegado el momento, sea de forma esperada o no tanto. Ayudará a cruzar la línea a los que ya están saciados de vida y guiará a los que todavía no están preparados, respetando creencias y rituales diversos y, acompañada siempre por el amor (que nunca muere) se presenta como parte necesaria de la vida, que permite que el planeta pueda seguir albergando a las nuevas vidas que están por llegar.

Estos dos libros son ya unos imprescindibles en nuestra biblioteca. De esos que, aunque los niños crezcan, siempre tendrán su lugar en la estantería. Son para toda la vida. Recomendados por una amiga, que me transmitió su entusiasmo al haberlos descubierto, no puedo estar más satisfecha con ellos. Blai, con 4 años, todavía no se ha interesado demasiado por estos temas, pero Berta, que ahora tiene 7 años, desde bien pequeña que le atraen cuestiones exisenciales referentes a la vida y la muerte (la recuerdo, cuando todavía no había cumplido los 3 años, llorando porque no se quería morir 😦 , y un par de años más tarde, comentarme que se sentía rara cuando pensaba en su propia existencia, en porque ella es ella). Así que está encantada con ambos, tanto que son sus elegidos para que yo reseñe este mes 😉 Los ha leído sola y los hemos leído conjuntamente, y aunque no en demasiadas ocasiones, las veces que lo hemos hecho las recuerdo como momentos impregnados de mucha calma y de mucho respeto por su lectura.