“Mejor libro infantil ilustrado 2008” por The New York Times

Texto e ilustraciones de Kazuno Kohara

Editado por Picarona

A partir de 3 años

“Había una vez una niña que se fue a vivir a una enorme y vieja casa en las afueras de la ciudad. Era un sitio magnífico, pero había un problema: la casa estaba… ¡encantada!”

Una dulce niña se muda a un nuevo hogar sin saber que este está repleto de fantasmas. La niña, que va acompañada por su gato, no es una niña cualquiera, ¡es una bruja!, y tiene el remedio perfecto para resolver el problema de los fantasmas. Ayudada por su inseparable mascota, los cazará a todos uno a uno, y cuando ya los tenga encerrados en un cubo, los meterá en la lavadora para dejarlos bien limpios y quitarles ese aspecto tan terrorífico. Una vez secos, les dará utilidad: unos serán cortinas, otros manteles, otros mantas o sábanas… así todos serán felices y será posible una tranquila y pacífica convivencia.

Kazuno Kohara es una escritora e ilustradora japonesa cuya obra es rápidamente reconocible gracias a sus singulares pinturas, realizadas con la técnica del linograbado usando sólo 2 o 3 colores. Sus otros cuentos son “La biblioteca nocturna”, “El pequeño mago” y “Jack escarcha”, todos publicados por Editorial Picarona.

Un álbum ilustrado con una historia sencilla narrada en poco texto e ilustrada de una forma maravillosa en negro sobre rojo/naranja, además del blanco traslúcido para los -no tan terroríficos- fantasmas.

Una historia sobre brujas y fantasmas poco convencional que servirá para quitarle hierro al asunto. Personajes asociados siempre al miedo y al terror que en esta historia sólo nos sacarán sonrisas y nos harán pasar un rato divertido contando, cazando, lavando y tendiendo fantasmas.

La protagonista es una linda bruja (con su lindo gatito, como no) que no está dispuesta a dejarse atemorizar por unos simples fantasmas y que tiene muy claro qué debe hacer con ellos: los tiene que lavar para quitarles todo el terror que contienen y dejarlos limpios de malos pensamientos. Así, convierte en un divertido juego la caza de fantasmas y los acaba metiendo a todos en la lavadora para que, los que parecía que tenían que causar problemas, acaben siendo seres afables que forman parte de la casa, con útiles funciones y conviviendo en paz y armonía con los nuevos inquilinos.  

Esta niña nos enseñará que a veces los problemas no son tan grandes como parecen y que, si nos enfocamos en las soluciones, podemos afrontarlos y resolverlos de una forma calmada y respetuosa, encontrando el mejor lugar posible para todo (y todos). 

Y no puedo dejar de comentar, porque me encantan, los momentos de lectura que en dos ocasiones aparecen en la historia. Un libro puede acompañar cualquier momento 😉

Tenemos este cuento desde hace dos años, cuando empezó el interés por Halloween en mis hijos. Pensé que sería perfecto tener algún cuento “para la época”. Como no, esto días vuelve a ser protagonista en nuestra biblioteca, y estamos encantados (igual que la casa 😉 ) de que sea una lectura habitual de estas últimas noches no-terroríficas.