
Texto de Míriam Tirado
Ilustraciones de Joan Turu
Editado por Carambuco (castellano) / El Cep i la Nansa (català)
A partir de 3 años
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“A Berta le encantaba jugar con la videoconsola, pero se quedaba tan enganchada a la pantalla que cuando su padre le preguntaba algo ella ni se daba cuenta. A su hermano mayor, Pablo, le gustaba mucho hablar con sus amigos por el móvil, pero pasaba tanto tiempo con el teléfono que no prestaba atención a su alrededor.”
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Berta juega con la videoconsola. Pablo habla con sus amigos por el móvil. Gael mira dibujos en la tele. Papá se pasa horas en la tablet. Mamá trabaja en el ordenador. Parece que todos viven conectados a las pantallas, pero entonces, ¿cómo pueden conectar entre ellos? Mamá y papá se dan cuenta que esta situación no es sostenible y toman la drástica decisión de retirar las pantallas durante unos días para solucionar lo que ya se ha convertido en un problema que impide una adecuada relación familiar. El consecuente enfado de los 3 hermanos es la reacción inicial, y los primeros días, entre el aburrimiento y el mal humor, son difíciles de superar. Pero, afortunadamente, poco a poco consiguen conectar de nuevo para volver a jugar juntos, a leer juntos y, en definitiva, a compartir agradables momentos en familia. Para no volver a cometer el mismo error y no desconectarse de nuevo, en una hermosa reunión familiar, acordaran entre todos los límites a tener en cuenta en cuanto al uso de pantallas.

El tándem Míriam Tirado + Joan Turu ya es más que habitual en el panorama literario infantil. Juntos han publicado, siempre con Carambuco / El Cep i la Nansa, éxitos como “La fiesteta”, “Baba no quiere dormir”, “Tengo un volcán” y “Bienvenido, señor malestar”, además de esta última maravilla que hoy reseño.
Míriam Tirado es consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Su nombre figura en publicaciones tanto para adultos como para niños. Entre las primeras encontramos “Rabietas”, de Ediciones Urano, “Maternidad a flor de piel”, de Editorial Grijalbo (Megustaleer), y “Vínculos. Gestación, parto y crianza consciente”, de Editorial Integral (RBA libros) en castellano / Angle Editorial en catalán. En cuanto a las publicaciones en literatura infantil, además de las ya comentadas, también es autora de “El hilo invisible”, con Megustaleer
En cuanto a Joan Turu, joven artista del pincel muy polifacético, junto a sus ilustraciones inconfundibles e irresistibles es autor también del texto de “El rei Groc” y “La Gal·la surt de la ratlla”, con la pequeña editorial catalana Cap de Ratolí, y “Un corazón muy grande”, con Editorial Minis (es el cuento que recibirá mi hijo Blai el próximo 3 de febrero 😉 ). Como ilustrador encontramos su obra en “Derechos y deberes de la infancia”, con Megustaleer, “R-boot <3”, también con Carambuco y El Cep i la Nansa, y “Rojo fuerte”, con Excellence Editorial, entre algunos otros.

En este mundo empantallado en el que nos ha tocado vivir, y del cual podemos sacar muchos provechos que no hay que desestimar, es más importante que nunca darse cuenta de lo importante de gestionar nuestra conexión a las pantallas pero, mucho más esencial, a los nuestros y a nuestro entorno.

Cuando encendemos una pantalla se activa la zona del cerebro que nos pone en alerta, centra nuestra atención y permite que nos concentremos. Eso nos hace sentir ocupados, y la sensación de bienestar que se produce puede ser irresistible (tanto que llega a ser adictiva). Entonces nos pueden servir para olvidar otros asuntos y evadirnos de nuestras preocupaciones. Además, cuando las horas que pasamos ocupados en esto se alargan más de la cuenta, exponemos a nuestro cerebro a un estado de estrés prolongado, con los consecuentes efectos fisiológicos que esto puede tener.

Una vez vista (de forma muy breve) la razón por la cual puede llegar a ser muy complicado poner límites en el uso de pantallas, aquí tenéis una herramienta fantástica para ayudarnos en esta difícil tarea. Nos trae una historia de conexiones y desconexiones que nos hace reflexionar y tomar conciencia sobre la necesidad cada vez más imperiosa de permitir el acceso a las nuevas tecnologías pero con ciertas restricciones, tanto para los mayores (no olvidemos que somos ejemplo) como para los pequeños.

Así que, si en casa esta gestión también se os hace cuesta arriba, este cuento es ideal para allanar un poco el camino. Muestra una familia en la que, tanto grandes como pequeños, nos vamos identificar fácilmente, permitiendo así que hagamos el ejercicio (a veces muy necesario) de observarnos a nosotros mismos desde fuera. Porque sí, casi seguro que nos podremos ver como protagonistas de esta historia tan removedora.
Este maravilloso álbum, editado en cartoné y con las fantásticas y ya inconfundibles ilustraciones de Joan Turu, nos trae una historia muy contemporánea que seguro va a impactar en todos nosotros.

El desarrollo de la misma no me puede gustar más. Plantea un grave problema en las relaciones de esta bonita familia, y tras dejar claro el punto de partida, va completamente de cara a la gestión del conflicto y a la búsqueda de soluciones. Inicialmente, los adultos (en teoría los más capaces) se dan cuenta de que su relación como familia está en peligro, y deciden retirar todas las pantallas durante algunos días. La reacción de los 3 hermanos, sin duda, es la que todos esperaríamos: enfado, rabia e impotencia. A partir de aquí, llega una fase de adaptación en la que reina el mal humor derivado del aburrimiento por no tener el tiempo tan “fácilmente” ocupado como antes. Pero afortunadamente, este camino de espinas termina en un precioso REencuentro y en la REconstrucción de esos vínculos que ya existían pero que habían quedado algo olvidados. ¡Y como me gusta esa reunión familiar final! Los 5 juntos van a acordar cómo, a partir de ese momento, van a gestionar las pantallas en su casa. Decisiones construidas entre todos y consensuadas por todos que nos dejan la agradable sensación de que seguro van a funcionar.
Y, para rematar, al final encontraremos las reflexiones de Míriam Tirado, que hay que leerlas porqué contienen mucha, mucha verdad.

En casa, el confinamiento también nos trajo (más) conflictos “pantalliles”, que no siempre se resolvían a gusto de todos. Ello también nos llevó a hacer una reunión familiar para hablar de ello, y me encantó ver como mis hijos se acordaron de ella al leer la historia (más identificados no se han podido sentir con ella). Yo (a lo mío) propuse volver a hacer otra relacionada con lo mismo en breve, ya que me parece que habrá que refrescar algunos de los acuerdos a los que llegamos 😉
Categorías:A partir de 3 años, Cartoné