A partir de 6 años

Frank. La increíble historia de una dictadura olvidada

Texto e ilustraciones de Ximo Abadía

Editado por Dibbuks

A partir de 6 años

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“Frank nació en una pequeña ciudad del norte. Era tan pequeño y moreno que lo llamaban “Cerillita”. Estaba obsesionado con los cuadrados. Se apuntó a la escuela militar. Quedó último de su clase.”

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Frank, un pequeño hombre obsesionado con los cuadrados, no tolera que también haya triángulos, círculos y rectángulos, por lo que quiere acabar con todos. Los de su alrededor intentan que se calme, pero sigue tan enfadado que decide dedicar su tiempo a buscar aliados que, igual que él, sólo quieran cuadrados. Con su apoyo quiere declarar la guerra contra todo aquello que sea distinto a lo que él desea, y así lo hace. Consigue ganar, gobernando entonces ese lugar en el que, respaldado por un rey que ha llegado de su mano, por fin podrá aplicar sus propias leyes. A partir de ese momento, todo aquello que sea o se asemeje a un triángulo, un círculo o un rectángulo será severamente castigado con la cárcel, con trabajos forzados o hasta con la muerte. Para escapar de esos duros castigos, muchos deciden huir lejos, donde no los puedan encontrar. Este gobierno tan “cuadrado” permanecerá hasta el día en que vengan a buscar a Frank y se lo lleven para siempre. Entonces, nada de lo contado parecerá que haya sucedido.

Ximo Abadía es ilustrador y diseñador gráfico. Con su estilo completamente ochentero (¡me chifla!), ha publicado ya varios libros, muchos de ellos con potentes fondos sociales, históricos y políticos. De sus obras destacaría “Boom. La guerra de los colores”, de Editorial Montena, “Méliès”, de Editorial Libre Albedrío, “El inventor de pájaros”, de Literatura SM, “Cuando las vacas flotan”, de Takatuka, “Cerdito, ¿dónde vas?” de A Buen Paso, “No puedo dormir”, de Flamboyant, o “Cómo abrió don Nicanor el gran Circo Volador”, de Tres Tigres Tristes.

Ayer hubo elecciones al parlamento de Cataluña. Elecciones. Democracia. Soberanismo popular. El pueblo elige y controla a sus gobernantes. Qué bonito, ¿verdad? Pues esta democracia no siempre ha existido y, a pesar de que ahora parece un sistema ideal e insustituible, nuestra actualidad política tiene, bajo mi punto de vista, muchas flaquezas que la convierten en una democracia débil, manchada todavía por nuestro pretérito perfecto. Manchas que parecen imposibles de eliminar. 

Este pasado es tan reciente que casi se puede tocar y todavía escuece. Parte de ese escozor se origina en una memoria histórica empañada por intereses varios que no han permitido hablar ni juzgar los crímenes de una dictadura que persiguió y quiso aniquilar todo aquello que no fuera afín a su línea ideológica, influenciada claramente por los gobiernos totalitaristas italianos y alemanes, que dieron su indispensable apoyo.

“Frank” es un legado para nuestros hijos que hace justicia a esa memoria histórica. “Frank” es un grito a la libertad democrática verdadera. “Frank” es una obra que cuenta y dibuja nuestra historia reciente, tan reciente que nuestros padres (sus abuelos) todavía cuentan en primera persona las atrocidades que se cometieron y que no deben olvidarse

Mediante unas simples formas geométricas (cuadrados, triángulos, círculos y rectángulos), Ximo Abadía acerca a los más pequeños a entender “el régimen”, llevándonos a través de un repaso cronológico e histórico por la vida de Francisco Franco, que de una forma figurada y eufemística sublime, nos deja viajar desde su nacimiento hasta su muerte, pasando por las etapas más trascendentales de su vida como dictador: su entrenamiento militar, su participación en la guerra de Marruecos, sus ascensos en la escala jerárquica militar debido a su temeridad y sangre fría en el campo de batalla, su búsqueda de aliados para iniciar una guerra que acabará con la república democrática de ese entonces, su victoria y el inicio del régimen franquista, una dictadura militar apoyada por un rey oportunista que persiguió, reprimió y castigó cualquier acto o pensamiento que fuera contrario a ella, dejando tras sus pasos miles de encarcelados, ejecutados y exiliados. 

El libro, además, dedica las últimas páginas al postfranquismo que, con la colaboración indispensable del poder de la iglesia, la nobleza y la burguesía, ha sembrado de olvido el presente, manteniéndonos silenciados y anestesiados ante esta parte de nuestra historia.

Un libro para ofrecer a los niños pero que los mayores disfrutaremos incluso más que ellos, reconociendo y valorando detalles en el texto y, sobretodo, en las fabulosas ilustraciones tan “geométricas”, llevadas a cabo usando básicamente 5 colores, y que nos obsequian con multitud de detalles que seguro tocarán profundo el análisis adulto. Creedme que no tienen ni un centímetro “cuadrado” de desperdicio.

Nuestra actualidad democrática, en mi opinión, deja mucho que desear. Sin atreverme a entrar en exámenes más profundos, los tintes (o tintazos) fascistas de parte de nuestros gobernantes y de parte de la ciudadanía (que parece anclada en el pasado) nos sitúa en un marco político y judicial en el que, a día de hoy, se oye hablar de represión, de presos políticos y de exiliados por no comulgar con lo “impuesto”; que parece que no pueda ser sometido a ningún tipo de debate que abra alguna posibilidad de modificar el concepto de esta, nuestra gran e “indivisible” nación.

Un tema que, sin estar tan presente en mi día a día, me remueve de una forma especial, y que este álbum me ha dado la posibilidad de hablarlo otra vez con mis hijos con nuevos matices que aportan más sentido y contexto a nuestro presente

Fue un flechazo nada más verlo, y estoy más que feliz de que forme parte de nuestra biblioteca. Encontrar obras para el público infantil que hablen de política y de historia de esta forma, contando episodios tan crudos de nuestro pasado para los cuales, a veces, nos faltan palabras, me reafirma en que la literatura infantil tiene mucho, muchísimo poder.

Tras leerlo (y durante), mi hija de 9 años necesitó charlar un rato sobre el tema. Y remarco el “necesitó”, porque el final la ha dejado un poco sorprendida, y porque ha pedido más contexto para parte del relato, que le ha generado perplejidad y cierto malestar. Además, verla interesada por mi opinión me hace sentir tremendamente responsable, ya que tengo muy en cuenta que mi objetividad puede ser algo subjetiva cuando, hablando de esto, me dejo llevar, inevitable, por mis emociones.

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