A partir de 4 años

Gotitas

Texto e ilustraciones de Shinsuke Yoshitake

Editado por Pastel de Luna

A partir de 4 años

“Mi nombre es Taro, pero todos me llaman Gotitas. Antes o después de hacer pis, siempre se me escapan algunas gotitas y claro, mamá se enfada conmigo. Seguramente, los demás no se den cuenta de lo que me pasa. Hay veces en las que me pregunto: ¿Habrá otra gente a la que se le escapen gotitas como a mi?”

Taro tiene un problema: cada vez que hace pipí, antes o después, se le escapa alguna gota que, inevitablemente, deja mancha en su ropa interior. Hoy, una vez más, ha hecho pipí y, una vez más, una gotita se ha dibujado en su calzoncillo. Preocupado por no disgustar a su mamá, decide salir a pasear hasta que la gota se seque y desaparezca. Durante su  paseo, pensando que quizás no sea el único con este grave problema, aprovecha para intentar sentirse comprendido y encontrar quienes se solidaricen con su causa y se dedica a interrogar a hombres, mujeres, niñas y niños con semblante contrariado. Un sondeo que concluye que, de entre los interrogados, nadie comparte su mismo problema (¿será que sólo es cosa suya?) pero sí comparten algo en común: aunque pueda pasar desapercibido, tod@s tienen algo que les inquieta.

Shinsuke Yoshitake, autor japonés que por fin se ha hecho hueco entre nuestros álbumes ilustrados, es conocido por el humor con el que es capaz de tratar temas cotidianos y  muy básicos en los que tod@s (¡tod@s!) nos podemos identificar. Sus publicaciones aquí son “Ese robot soy yo” y “Ser o no ser… una manzana”, de Libros del Zorro Rojo, “Atascado”, de Barbara Fiore Editora, y “La curiosa librería” y “Me aburro”, también de Pastel de Luna.

En este caso, con “Gotitas” nos entrega una historia divertidísima donde el protagonista podría ser cualquier niño del mundo. En casa, parece escrito a medida para mi hijo Blai, para quien, con 6 años, una de sus máximas preocupaciones actuales es la gota que le queda en el calzoncillo después de hacer pis. Tal es su “manía”, que en muchas ocasiones necesita cambiarlo por uno limpio para poder quedarse tranquilo.

Esta gran preocupación es algo bastante reciente, y en cuanto empezó con ella lo primero que vino a mi mente fue este álbum tan genial, ideal para hablar del tema mientras nos echamos unas risas 😉 

Taro es un pequeño como todos los de su edad y su pensamiento sencillo e inocente (que tan bien sabe reflejar el autor) le lleva a pensar que su problema tiene que ser cosa de tod@s

Buscando aliados que le confirmen que no está solo ante su sufrimiento tan real y tan molesto, y mientras hace tiempo para que se seque la gotita que no quiere que descubra su mamá, sale a la calle y de la forma más espontánea y libre de convencionalismos, activa su radar para localizar angustiad@s y, en cuanto l@s ve, se acerca para averiguar si, por casualidad, esa angustia que les ocupa es la misma que la suya.

Y mientras descubrimos los asuntos que incordian a cada uno de los “sondeados”, la escucha y la comprensión demuestran ser fundamentales para que la empatía sea la que adquiera el máximo protagonismo: al mismo tiempo que Taro se da cuenta de que nadie tiene el mismo problema que él, toma conciencia que el suyo, sin duda importante para él, es uno más entre muchos, y que todos los problemas para quien los sufre son igual de importantes.

Así que, además de empatizar con los demás, esta historia tan cómica (segurísimo que os arranca varias carcajadas) es reflejo para los lectores de la trascendencia de la relatividad y de cómo de necesario es aceptar las pequeñas molestias de la vida como parte de la misma. Y si además es a través del humor, mucho mejor

Y entonces llegamos al final de la historia y vemos que Taro, tras comprobar que su gota ya se ha secado, regresa a casa sin haber podido compartir su problema con nadie. Entonces, ¿será verdad que eso solo le pasa a él y que es cierto que es un “bicho raro”? 

Sin desvelar el final, solo diré que, de forma magistral, fusiona el humor que conduce toda la historia con una sutil pero hermosísima ternura ¡Me encanta!


Hasta la fecha, había leído (y me habían fascinado) varios álbumes de Yoshitake, pero todavía no tenía ninguno en propiedad. Debo decir que desde que está en casa, y por la razón ya mencionada, es uno de los más nombrados y reclamados para protagonizar nuestros momentos de lectura. Y cada una de sus lecturas es un éxito asegurado.

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