Texto e ilustraciones de Emma Yarlett

Editado por Edelvives en castellano / Cruïlla en catalán

A partir de 4 años

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“Un día que estaba hambriento, Monstruo atrapó a Comida. Estaba encantado: Comida tenía un aspecto delicioso. -Pareces comida -dijo Monstruo. -No, no lo soy -respondió Comida.”

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Monstruo ha tenido la suerte de ver pasar a Comida por delante de su cueva justo cuando estaba más hambriento. Lo ha podido capturar, y una vez en la cazuela ha pensado que un manjar tan apetitoso había que compartirlo con sus amigos, así que ha enviado una invitación a cada uno para asistir al gran banquete. Han aceptado la invitación, respondiendo por correo con unas cartas personalizadas super monstruosas, pero el Marqués de Tragaldebas, Madame Gárgola, el Gigante Groucho y la Hada Peluda ponen cada uno sus condiciones: que Comida esté bien regordito, que esté bien salado, que esté bien viscoso y que también esté bien frío. Monstruo, que quiere complacerlos a todos, piensa cómo conseguir que Comida cumpla con todos esos requisitos, pero comida, evidentemente, no va a estar demasiado de acuerdo en los métodos que quiere aplicar… ante cada propuesta de Monstruo, él ofrecerá un plan B que resultará ser mucho más divertido que el inicial. Monstruo se lo va a pasar tan bien con Comida que, poco a poco, va a perder las ganas de comérselo. ¡Pero los invitados están en camino! ¿Cómo va a hacer para evitar servir a Comida en el gran banquete que les ha prometido? Quizás Comida le pueda dar alguna idea…

La joven pero más que reconocida Emma Yarlett es autora del bestseller y varias veces premiado en su país “Ñac-Ñac, el monstruo comelibros”, de Editorial Bruño, con sus secuelas “Hay que atrapar a Ñac-Ñac”, “La guía de dinosaurios de Ñac-Ñac” y “Ñac-Ñac y los números”. También es autora de “El correo del dragón” (tenéis mi reseña aquí) y “Una carta para Papá Noel”, dos cuentos de Edelvives/Cruïlla basados también en la correspondencia postal ;), además de “¡Pingüinauta! La gran aventura hacia la Luna”, de Norma Editorial. Tiene otros títulos publicados, pero no todos los encontramos traducidos.

Cuando tienes este cuento entre manos te das cuenta de porqué es tan atractivo para los niños. Las ilustraciones y su cromática hacen gran parte del trabajo, pero si además le sumas una historia de monstruos super divertida y que en su interior encontramos literalmente las cartas que Monstruo recibe, queda claro que sólo puede ser un gran éxito.

Un cuento muy gastronómico cuyos ingredientes principales jamás pueden fallar: unos cuantos monstruos y unas buenas dosis de amistad para servir como plato estrella la diversión y el entretenimiento más puro, que indudablemente van a llevar a los peques a saborearlo y a querer repetir.

Con unas guardas prometedoras repletas de recetas (completamente repugnantes en la anterior, muy suculentas en la posterior) esta historia nos va a dejar, segurísimo, muy buen sabor de boca.

Lo que inicialmente parece una relación entre un villano y su víctima que de ninguna manera puede llegar a buen puerto, irá transformándose a lo largo de la historia siguiendo la máxima de “el roce hace el cariño”. Monstruo dejará de ver a Comida como el plato principal del festín que está organizando, para verlo como un compañero con quien se lo pasa genial gracias a los ocurrentes planes que este le propone. Planes que no son otra cosa que el intento de evitar que Monstruo le haga sufrir las calamidades que puede suponer ser sazonado antes de ser servido para sus amigos, los cuales han respondido a la invitación con cartas muy personalizadas (entregadas como desplegables que iremos encontrando en el interior de las páginas del libro) donde sugieren como les gustaría que Comida fuera cocinado… distintas peticiones que Monstruo, como buen amigo y buen anfitrión, quiere satisfacer… ¿pero cómo se las ingeniará cuando llegue el día del gran banquete y se de cuenta que ya no quiere comerse a Comida? ¿Cómo cumplirá con lo prometido?

Una historia de viejas y nuevas amistades, de compromiso y respeto por ellas, de romper con estereotipos y conceder segundas oportunidades, de solución de problemas y búsqueda de soluciones. Y todo ello acompañado por monstruos que serán el deleite de los pequeños lectores y que harán de este cuento toda una experiencia monstruosamente deliciosa.

Este cuento es del grupo “los que eligen ellos”, pero cuando eligen así de bien, no hay absolutamente ningún inconveniente 😉 Lecturas divertidas y súper entretenidas que además contienen valores maravillosos que nunca molesta ponerlos sobre la mesa (o sobre el papel). Después de “El correo del dragón”, que en casa fue un éxito rotundo, “El banquete de los monstruos” no podía defraudar. Y aquí os dejo mi reseña en la noche más monstruosa del año…