A partir de 3 años

El niño más travieso del universo

El niño más travieso del universo

Texto de José Carlos Román

Ilustraciones de José Fragoso

Editado por Canica Books

A partir de 3 años

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“Alberto era el niño más requetebueno del mundo. Al menos eso es lo que decía su papá a todos los vecinos: -¡Mi pequeño, todos los días, hace su cama la mar de bien!”

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Alberto, cansado de tener que oír siempre lo bueno que es, decide convertirse en el niño más malo del universo. Dispuesto a ello, se prepara un kit perfecto de travesuras, que contiene cuerda, tijeras, pegamento y pintura. Con ese material quiere convertirse en un verdadero malvado, así que se lanza a la calle para demostrar que no es tan bueno como todo el mundo dice… Pero en su camino se cruzará con su vecina María desconsolada porque su gato no puede bajar del árbol, un señor en apuros delante de la biblioteca, sus amigos en el parque con la pelota pinchada y su amiga Lucía con el zapato roto. Cargado con el material perfecto para poder ayudarlos, ¿creéis que Alberto podrá ignorar todos esos problemas y seguir con su cometido?

José Carlos Román es profesor de Educación Infantil pero, desde hace unos años, se ha hecho un hueco en la literatura infantil publicando varios cuentos. Su primera publicación fue “Piel de Cocodrilo”, con La Fragatina, y después de este vinieron otros como “Seis Reinos”, con Bookolia, “Un abuelo en apuros” y “Super abuelas con superpoderes”, con Amigos de Papel, “El sombrero que voló”, con Pintar Pintar Editorial, “Lobitos”, con Narval Editores y “Una gallina en la azotea”, también con Canica Books, entre otros.

Las fabulosas ilustraciones corren a cargo de José Fragoso, también con una buena lista de cuentos en su currículum, la mayoría como autor tanto de texto como de ilustraciones: “Pronto saldré de casa”, de Nubeocho, “Olivia diluvio”, de Fun Readers, “Mi voz” o “La increíblemente alucinante historia de Marcial, el niño normal”, ambos con Narval Editores, entre otros.

El niño más travieso del universo

Qué bien sienta saber que todos te tienen en tan buena consideración y que todo lo haces tan correctamente, ¿verdad? Pues el protagonista de esta historia se ha cansado de cargar con esa etiqueta de “niño bueno” y ha decidido demostrarnos que también es capaz de ser un “niño malo”.

Las etiquetas, qué gran tema. En cuanto a las negativas, parece evidente que son dañinas, ¿pero qué pasa con las positivas? Tanto unas como otras generan expectativas y derivan en la asunción de roles concretos que la persona en cuestión (y todavía más si se trata de un niñ@) siente que debe cumplir, ya que todo el mundo espera que así sea. Y, aunque sean positivas, van generar la necesidad de no defraudar (a los demás y a un@ mismo@), algo que puede llegar a ser una verdadera carga.

Mucho más allá de las etiquetas, por eso, están los valores. Y parece que Alberto, aunque ha decidido ser malo por un día, no va a ser capaz de dejar de ayudar a quien lo necesita. La solidaridad como valor en cualquier sociedad es esencial para su buen funcionamiento, y echar una mano al prójimo debería estar entre los principios de todos.

Esta situación contradictoria entre lo que quiere y lo que realmente acaba sucediendo va a provocar la frustración y el enfado del pequeño que, lejos de lo deseado, seguirá oyendo en boca de los demás lo bueno que es. Esta decepción, presentada en clave de humor gracias tanto al texto como a las ilustraciones, nos va a provocar unas risotadas cada vez que Alberto, muy a su pesar, vuelva a escuchar lo mismo.

Y en cuanto a las ilustraciones, me han recordado a las que podrías encontrar en la viñeta de un cómic, y gracias a los trazos dinámicos y a la expresividad que muestran, se integran perfectamente en la historia y nos ayudan a sentirla y vivirla con mayor intensidad. Sensación que ya empieza con el contraste que encontramos entre azules y rojizos de cubiertas anterior y posterior respectivamente, que nos sitúan en la dicotomía cielo-infierno y que nos presentan un pequeño demonio acordonado por varios juguetes cándidos a su alrededor que nada pegan con ese malvado personaje.

Un cuento divertido y con un fondo muy interesante que hemos recibido por sorpresa y que nos ha gustado muchísimo. Me siento bastante identificada con ese niño bueno del que todo el mundo espera lo mejor, así que, por lo menos a mí, me ha resonado mucho. Y por lo que a mis peques se refiere, ¡les ha encantado! Ha sido contado cada noche durante bastantes días y ha generado alguna conversación filosófica potente sobre qué es realmente ser bueno o ser malo.

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