A partir de 3 años

Calle de los Cerezos

Texto de Emma S. Varela

Ilustraciones de Misspink

Editado por Editorial La Cuentería Respetuosa

A partir de 3 años

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“La calle de los Cerezos es la más bonita de la ciudad. A cada paso hay un árbol repleto de ramas; las ramas están pintadas con flores y estas desprenden un aroma que atrae a pajaritos de todos los rincones del mundo. Un día, al salir del colegio, Daniela recorre esa calle con una sonrisa en la cara y el corazón en la mano. ¿A donde irá?”

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En un día radiante de primavera, por la bella calle de los Cerezos pasea Daniela entre sus flores. A lo largo de su dulce y pausado paseo se encuentra con Matías, que cuida de su huerto, con Lolo y Lalo, dos divertidos gemelos que juegan a despistarnos, con Sandra, la policía que parece que se ha despistado regulando el tráfico, con Mirella, que pasea a su perezoso cachorro, con la abuela Teodora, que cuenta historias bajo la sombra de su gran sombrero, y con Margarita, que reparte flores de su floristería “Los Tulipanes”. También pasa por delante de la confitería de Paolo, la mejor de la ciudad, de la oficina de correos y del buzón número 7, el más usado para mandar cartas de amor, de “La Tetería Respetuosa”, de donde Daniela se lleva una taza de chocolate bien caliente, y del carrito-heladería de Serena, que vende los helados más raros que se puedan imaginar. Y todo este agradable camino lo recorre para llegar al final de la calle, donde está la casa de Mario, que la recibe en bata de estar por casa dispuesto a compartir amor, merienda y juego con ella, los mejores ingredientes para poder ponerse pronto bueno.

Emma S. Varela es la creadora de este bellísimo paseo. Es escritora de literatura infantil y autora, entre otros, de “El tamaño del corazón”, también ilustrado por Misspink y editado por Editorial La Cuentería Respetuosa (puedes consultar mi reseña aquí), “El desván de las letras”, “V de Victoria”, “Di No Saurio” (puedes consultar mi reseña aquí) y “Tilo Cocodrilo”, con Eolas Ediciones, y “Cosita y Bichejo, aventuras en Madrid”, “Sofía y su mamá de corazón” y “Sofía y las familias de sus amigos”,  con La Nube de Papel.

Y tras las maravillosas ilustraciones está Misspink, que además del ya comentado “El tamaño del corazón”, ha ilustrado “Emma quiere ser pirata” y “Somos diferentes, somos iguales”, autoeditados por Amazon y de los cuales también es autora del texto, y las colecciones editadas por Fundación FIVMadrid “Mi mayor tesoro… eres tú” y “Nuestro mayor tesoro… eres tú”.

En estos primeros días de primavera no se me ocurre escribir mejor reseña que la de este álbum ilustrado, que detiene el tiempo en la calle de los Cerezos, la más bonita de la ciudad, para transitar pausadamente por ella de la mano de la alegre Daniela.

Una dulce historia, con la dosis perfecta de fantasía, que junto a las bellísimas ilustraciones de Misspink, formadas por collages de elementos reales junto a sus bellos dibujos de suaves tonalidades, convierten esta publicación en una verdadera delicia primaveral.

Durante este agradable paseo, caminando entre flores de cerezo, conoceremos peculiares personajes y lugares entrañables con los que Daniela tiene un vínculo especial. Vínculo que se esconde en la sencillez que envuelve las pequeñas cosas, en los pequeños detalles que aparecen, escritos e ilustrados, y que es un placer descubrir y saborear.

Realmente, sólo con el deleite que supone el camino que recorre Daniela ya puedes dejarte llevar y disfrutar sin necesidad de mucho más, pero la historia va mucho más allá. Este paseo tiene un hermoso propósito, un gran propósito que se encuentra en la última casa de la Calle de los Cerezos, de cuya ventana veremos cómo emanan risas, optimismo, energía y vida, mucha vida. Allí vive Mario, que recibe a su amiga en bata y zapatillas de estar por casa, además de con su enorme y radiante sonrisa puesta. La espera para compartir con ella amor, merienda y juego, los tres ingredientes mágicos y fundamentales que consiguen hacerlo sentir mejor. Mario, a pesar de las circunstancias, no necesita absolutamente nada más para ser feliz.

Así que, finalmente, se descubre ante nosotros una historia de amistad honesta y transparente (así es la infancia) que concluye su trayecto demostrando (otra vez) que lo más bonito de la vida reside en los pequeños detalles, en los gestos de amor próximo, de amor sincero, de amor elemental. Gestos que alcanzan su máximo significado cuando, además, llegan en circunstancias vitales comprometidas que dificultan el camino.

La vida pasa aquí y ahora, y lo que de verdad ocupa nuestro corazón y lo expande son los actos de amor más sencillos, que a la vez son los que, sin esfuerzo, tienen la capacidad de invadir todos los rincones del alma de auténtica felicidad, de aquella que te inyecta energía directa al corazón. Daniela y Mario creo que conocen bien a qué energía me refiero 😉

Hace ya prácticamente un año que tenemos este libro. Nos llegó en días de confinamiento recién estrenado y fue muy evocador ver a Daniela recorrer libre, sin restricciones, su florida calle. Entonces nadie pensó que, un año después, todavía seguiríamos anhelando esa libertad. Y que, a lo largo de todo este tiempo, muchos habríamos perdido la oportunidad de acompañar de cerca a nuestros seres queridos cuando las dificultades han hecho acto de presencia.


Escribo esta reseña con vivos deseos de que todo vuelva a ser como antes, y de que, con o sin contratiempos, podamos estar bien cerquita de los nuestros cuando así lo deseemos, sin restricciones.

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